La Batalla de los Arapiles tuvo lugar durante la Guerra Peninsular el 22 de julio de 1812, cerca de Salamanca, España. Fue un enfrentamiento crucial entre las fuerzas aliadas, lideradas por el Duque de Wellington (Arthur Wellesley), y las tropas francesas, comandadas por Marmont.
En el contexto de la Guerra Peninsular, Wellington buscaba expulsar a las fuerzas francesas de la Península Ibérica. La batalla comenzó cuando las tropas aliadas ocuparon posiciones defensivas en las colinas de los Arapiles. Wellington, conocido por su habilidad táctica, utilizó el terreno a su favor.

La batalla fue intensa, con enfrentamientos en varios puntos clave. Wellington implementó estrategias astutas, incluyendo una carga de caballería dirigida por el general británico Le Marchant. A pesar de algunos contratiempos iniciales, las fuerzas aliadas prevalecieron, infligiendo pérdidas significativas a las tropas francesas.
La victoria en la Batalla de los Arapiles resultó fundamental para la expulsión de las fuerzas napoleónicas de España. Esta batalla, junto con otras victorias aliadas en la Península, contribuyó a debilitar la posición de Napoleón en Europa y eventualmente llevaría a su derrota en la Batalla de Leipzig en 1813.



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