Como en la caída de todos los imperios, las causas que las provocan no siempre están claras. Suelen deberse a una serie de factores que no son fáciles de precisar y que varían según los historiadores.
En la España musulmana se habla de «particularismo» local y racial; de las dificultades de una geografía montañosa que aislaba y favorecía que cada región tendiese a ser una unidad independiente. Los gobernadores locales ejercían el poder efectivo y solo cuando existía un poder central fuerte se pudo mantener a raya a estos reyezuelos.
Cuando este cedió, comenzó la disgregación y la independencia de dichas regiones.
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