Desde 1536 el elemento más característico del ejército de la Monarquía Hispánica son los tercios. Sus proezas han sido glosadas con profusión, sus hechos de armas han merecido la atención de una legión de historiadores. Sin embargo, el oscuro trabajo de apoyo logístico que permitió alimentar su colosal esfuerzo bélico permanece en buena medida todavía desconocido. No se trata en los manuales de historia y solo de forma accidental se habla de él en memorias, testimonios o correspondencia.
