el comediógrafo Aristófanes mencionaba al oráculo de Amón en Siwa y lo colocaba en pie de igualdad junto al santuario oracular de Zeus en Dodona y al de Apolo en Delfos. Así, el renombre de Siwa creció a medida que los demás oráculos de Grecia iban perdiendo importancia. Enviados de todos los países emprendían el duro camino a través del desierto libio y ofrecían valiosos presentes para que Amón predijese el futuro