Como dice José María Pemán en su «Historia de España contada con Sencillez»
lo único que quedaba a salvo en aquella catástrofe era el honor de la Patria. El vigor de los españoles y su vieja entereza, continuaban intactos. En Santiago y Cavite, nuestros marinos asombraron al mundo con su valor. Un comandante se deja hundir con su barco envolviéndose en la bandera. Un alférez pierde un brazo de un cañonazo y continúa en su sitio diciendo «no importa, me queda otro para la Patria».
Podcast basado en el artículo de Rafael Galvan en la revista digital «De la Guerra» nº1