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El caso Dreyfus fue uno de los episodios más polémicos y dramáticos de la historia de Francia a finales del siglo XIX. Se trata de un proceso judicial basado en falsas acusaciones de espionaje y motivado por el antisemitismo, que condenó injustamente al capitán Alfred Dreyfus, un oficial del ejército francés de origen judío-alsaciano. El caso provocó una profunda división social y política entre los que defendían la inocencia de Dreyfus (los dreyfusards) y los que apoyaban la sentencia del tribunal militar (los antidreyfusards). El caso también reveló la existencia de una prensa influyente y hostil hacia los judíos, que alimentó el odio y el nacionalismo en la opinión pública.

El caso Dreyfus comenzó en 1894, cuando se encontró un documento anónimo en la embajada de Alemania en París, que ofrecía información secreta sobre la artillería francesa. El servicio de contraespionaje francés sospechó que el autor era un traidor dentro del ejército y se fijó en Alfred Dreyfus, un capitán de artillería que había nacido en Alsacia, una región que Francia había perdido ante Alemania en la guerra franco-prusiana de 1870-1871. El hecho de que Dreyfus fuera judío también influyó en su elección como chivo expiatorio, ya que el antisemitismo era muy fuerte en la época. Dreyfus fue arrestado, interrogado y sometido a un juicio militar secreto, donde se le presentó como prueba el documento anónimo, cuya letra se parecía vagamente a la suya. A pesar de que no había ninguna evidencia sólida contra él, Dreyfus fue declarado culpable de alta traición y condenado a cadena perpetua en la isla del Diablo, una colonia penal en la Guayana Francesa.

La familia de Dreyfus no se resignó a su destino y luchó por demostrar su inocencia. Contaron con el apoyo de algunos periodistas, políticos e intelectuales, como Bernard Lazare, Auguste Scheurer-Kestner o Émile Zola. Este último publicó en 1898 un famoso artículo titulado «J’accuse…!» («Yo acuso…!»), donde denunciaba la injusticia del caso y acusaba al ejército y al gobierno de encubrir la verdad. El artículo causó un gran escándalo y provocó una reacción violenta de los antidreyfusards, que veían en Zola un traidor a la patria y un defensor de los judíos. Zola fue procesado por difamación y tuvo que exiliarse en Inglaterra.

Mientras tanto, el coronel Georges Picquart, jefe del servicio de contraespionaje francés, descubrió que el verdadero autor del documento anónimo era el mayor Ferdinand Walsin Esterhazy, un oficial corrupto que trabajaba para los alemanes. Picquart intentó hacer pública su investigación, pero se encontró con la oposición del Estado Mayor del ejército, que no quería admitir su error ni revisar el caso Dreyfus. Picquart fue destituido, acusado falsamente de falsificar pruebas y enviado a África. Esterhazy fue sometido a un juicio militar amañado y absuelto.

El caso Dreyfus se convirtió en un asunto nacional que enfrentó a dos visiones opuestas de Francia: una republicana, laica y progresista, representada por los dreyfusards; y otra conservadora, católica y nacionalista, representada por los antidreyfusards. El caso también tuvo repercusiones internacionales, ya que muchos países se solidarizaron con Dreyfus y criticaron al gobierno francés por su actitud.

Finalmente, en 1899, el presidente francés Émile Loubet decidió reabrir el caso Dreyfus y ordenó un nuevo juicio militar. Sin embargo, el tribunal volvió a declarar culpable a Dreyfus, aunque con circunstancias atenuantes, y le conmutó la pena por diez años de prisión. El presidente Loubet le ofreció entonces el indulto, que Dreyfus aceptó a regañadientes, esperando que se reconociera su inocencia más adelante. Dreyfus fue liberado de la isla del Diablo y regresó a Francia, donde fue recibido con hostilidad por una parte de la población.

El caso Dreyfus no se cerró definitivamente hasta 1906, cuando el Tribunal Supremo de Justicia anuló la sentencia de 1899 y declaró la inocencia de Dreyfus. El capitán fue reintegrado en el ejército con el grado de mayor y condecorado con la Legión de Honor. Sin embargo, el caso dejó una profunda huella en la sociedad francesa, que tardó años en cicatrizar. El caso Dreyfus también inspiró la creación de la Liga de los Derechos Humanos, una organización que defiende los principios de libertad, igualdad y fraternidad. Asimismo, el caso Dreyfus fue un factor que impulsó el movimiento sionista, que buscaba crear un Estado judío en Palestina.